La producción y consumo de recursos naturales ha aumentado significativamente durante los últimos 50 años, debido principalmente a la mejora de la calidad de vida y el crecimiento demográfico de la población. Los patrones de producción y consumo en la sociedad actual se basan en el modelo tradicional de economía lineal, donde las materias primas se extraen, para luego transformarlas en productos de distintos usos hasta que finalmente se descartan como desechos, sin tener en cuenta la huella ambiental y sus consecuencias.
La economía lineal es un modelo completamente insostenible en un mundo finito de recursos limitados, siendo responsable en gran medida del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el agotamiento de recursos. En cambio, la economía circular es un modelo de producción y consumo que implica reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea necesario para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende.
En ese sentido, la Unión Europea presentó en 2020 un plan de acción para la Economía Circular, que tiene como objetivo generar productos más sostenibles, reducir residuos y empoderar a los ciudadanos para avanzar hacia una economía neutra en carbono, sostenible y circular para 2050. Respecto a lo anterior, la Comisión Europea se ha encargado de poner en marcha estas medidas, para acelerar la transición a una economía circular.
En relación con esto, se entrevistó a Linnet Solway, experta francesa en Economía Circular, quien dio a conocer sobre cómo se están llevando a cabo los distintos planes de acción que ha implementado la UE en este último periodo para ser uno de los líderes mundiales en Economía Circular.
En ese sentido, Linnet menciona que los planes de acción en Europa van a cambiar dependiendo en la locación que uno se encuentre, dado que existe una diferencia entre Europa del este y oeste, puesto que hay países que cuentan con un mayor ingreso económico que el resto, por lo que ellos pueden gestionar proyectos de manera más eficiente, mientras que otros se encuentran mucho más atrasados por sus realidades actuales que se pueden ver afectadas por problemas políticos, económicos y sociales, causándoles que no puedan estar al día con las legislaciones implantadas por la Comisión Europea.
Por otro lado, el consumo de productos es uno de los segundos factores que afecta la huella de carbono, ya que, un 55% proviene de fuentes energéticas y un 45% correspondería al uso y consumo de materiales. La Comisión Europea está tratando de hacer cambios, tales como empoderar al consumidor mediante estrategias para que tenga un consumo responsable y verde, en donde este pueda reparar y remanufacturar sus productos sin tener la necesidad de desecharlos, por lo que se prevé que las empresas van a tener que cambiar sus estrategias y entregar herramientas físicas como digitales para llevar a cabo este proceso.
En relación con eso, también existe la implementación de materias primas secundarias, proceso que involucra a las empresas transformadoras a reducir, reparar y remanufacturar diversos productos desechados, dándoles una segunda vida de utilidad.
En ese sentido, la experta europea manifiesta que, “existen diversas técnicas para reciclar materiales, pero si no existe una empresa que quiera comprar esta materia prima secundaria y sumarlo a sus productos, no sirve de nada realizar este proceso, por lo que es muy importante terminar con el bucle de la economía lineal. Para eso, hay que reincorporar la materia prima al mercado, que tenga un precio atractivo y de esta manera pueda aumentar su demanda”.
Sin embargo, gran porcentaje de las empresas europeas llevan años implementando este modelo de economía circular, por lo que, en la actualidad, existen indicadores que miden la funcionalidad de este modelo para cada individuo, pero en sí, hay que tener en cuenta la eficacia de este monitoreo, por esta razón, Linnet, detalla que, “es complejo definir indicadores que sean para todos, porque es difícil comparar las implementaciones que tiene una empresa que las de una persona. En términos de indicadores de Economía Circular, para una empresa, lo que realmente sirve es implementar una línea base y compararse a sí misma”.
No obstante, al acercar el modelo circular a Chile, hay un pequeño porcentaje de empresas que lo han implementado, por lo que se espera que en un futuro cercano haya un incremento del uso de la Economía Circular, en ese sentido, la experta europea, sostiene que, “Chile va bien, al menos hay una real intención y un impulso desde el gobierno central y regional, también, la Corfo ayuda con fondos para impulsar a las medianas y grandes empresas hacia una Economía Circular. En ese sentido, ya está en la mente de las empresas y de las personas”.
En definitiva, el cuidado del medio ambiente es una responsabilidad compartida y es necesario reconocer que nuestras acciones diarias afectan directamente a los recursos naturales y la biodiversidad del planeta. Por eso, debemos tomar medidas concretas para proteger el ambiente y combatir el cambio climático.
Dicho esto, esta transformación hacia una economía circular tiene un impacto positivo en el medio ambiente, ya que, ayuda a disminuir la producción de residuos, reduce la contaminación, el consumo de energía y materiales. Además, se crean oportunidades para la generación de empleo y el desarrollo de nuevas tecnologías.