Miguel de Porras: “Existe un consenso científico sobre que nuestro sistema alimentario está roto”
Diversos conceptos, en el marco de acro-ecología y laboratorios vivos, fueron presentados por Miguel de Porras, director del Instituto de Investigación de Agricultura Ecológica de Europa (FiBL) en el Encuentro de Economía Circular: Una agricultura sustentable y circular desde la región de O’Higgins para Chile, organizado por Eurochile y el Gobierno Regional a fines de marzo.
El experto español, Miguel de Porras, con una amplia experiencia en lo que respecta la agricultura ecológica, dirige la red de investigación más importante sobre alimentación y agricultura orgánica. La labor de este director contempla, entre otras cosas, la coordinación de aproximadamente 300 investigadores europeos enfocados en una amplia gama de disciplinas científicas aplicadas a prácticas agrícolas orgánicas y sostenibles. FiBL, fundada en 2017 y con sede principal en Bruselas, Bélgica representa cuatro institutos de investigación nacionales de Suiza, Alemania, Austria, y Francia y, el instituto húngaro de investigación de agricultura orgánica ÖMKi a nivel europeo.
Durante su presentación -online desde Bruselas -en la conferencia realizada en Universidad O´Higgins en Rancagua el pasado 22 de marzo, de Porras mencionó las graves consecuencias del cambio climático y la necesidad de modificar la manera en que se produce y se consume, lo que ha significado que países de todo el mundo, principalmente de Europa, han desarrollar diversos planes de sustentabilidad para dar respuesta a las condiciones actuales.
“Existe un consenso científico sobre que nuestro sistema alimentario está roto. No podemos continuar con las prácticas habituales y necesitamos construir unos sistemas de producción agrícola sostenibles y resistentes a los shocks que estamos enfrentando” señaló Miguel de Porras, quien presentó el trabajo desarrollado en torno a la agroecología y el proyecto de laboratorios vivos e infraestructura de investigación.
Para ello, cuenta que se implementó el proyecto All-Ready que promueve la agroecología como un enfoque que en lugar de tender hacia el monocultivo y hacia la reducción de especies, lo que plantea es utilizar la diversidad para la producción agrícola. “Planificar, crear y utilizar la diversidad, empleando una gestión adaptativa que tenga en cuenta el contexto”.
Específicamente, la Unión Europea impulsa el programa de laboratorios vivos “porque entiende que hace falta ciencia con impacto, que no se haga en un laboratorio sino incorporando actores directamente en el proceso, integrando la actividad investigadora con la creación de impacto directo en el terreno. La agroecología requiere involucrar a los agricultores, porque se trata de hacer investigación directamente con ellos”.
Esta metodología implica identificar los problemas e integrar el conocimiento de los campesinos. “En un proceso de co-creación con los académicos, se involucra a los actores o usuarios finales y los experimentos se realizan en un contexto de vida real. No se trata de simular en un laboratorio sino de trabajar en un entorno real, es decir, en la granja”.
El proyecto se encuentra en etapa de planificación e involucra a 27 países. Se estima que comenzará su aplicación a principios de 2024 y la Unión Europea ha propuesto invertir alrededor de $700 millones de euros.
Sin embargo, ya hay un plan piloto implementado en Hungría, que ha impulsado la recuperación de variedades tradicionales de tomates, estableciendo una red de agricultores en todo el país donde se testean en cultivos y que incluyó un concurso de degustación que involucró a los consumidores. Las muestras ganadoras han sido reproducidas y vendidas en el mercado como variedades orgánicas de tomates tradicionales.
“Se demostró que, involucrando a los agricultores desde el inicio, se puede terminar con un producto con capacidad comercial y que puede garantizar la sostenibilidad en el largo plazo” puntualizó Miguel de Porras.