Expertos europeos afirman que recobrar la confianza de los visitantes será clave para la recuperación del turismo tras la pandemia
El español Luis Baldó y el francés Peio Olhagaray, ambos consultores internacionales y colaboradores de Eurochile en materias de turismo, analizan el impacto al sector por la pandemia del coronavirus, hablan sobre las medidas que se están implementando en Europa para ayudar a esta industria, y cuáles son los probables escenarios que se vienen a mediano y largo plazo. El turismo interno y dar garantías sanitarias a los visitantes serán clave en su recuperación, afirman, al igual que la asociatividad entre los actores.
Hoy la actividad turística se encuentra prácticamente paralizada a nivel global. Las medidas de confinamiento aplicadas por los países afectados por la pandemia del coronavirus, así como la imposibilidad de realizar desplazamientos, están provocando el que es quizás el mayor impacto económico en la historia del turismo y que afecta por igual a todos los sectores de la industria: transportes, alojamientos, agencias de viaje, guías, actividades turísticas. Nadie se ha librado de la crisis.
En Chile, el Covid-19 ha puesto en jaque a la industria, que ya venía debilitada por el estallido social de octubre y que con la paralización de la demanda enfrenta un escenario sin precedentes, una “tormenta perfecta”, como lo calificó el presidente de Fedetur, Ricardo Margulis. Hay consenso entre todos los actores de que se trata de la peor crisis en la historia de la actividad, y ya se proyectan pérdidas de US$3.900 millones y al menos 2,6 millones de visitantes menos al país.
Entre la primera y última semana de marzo el tráfico aéreo se desplomó en un 90% por el cierre de fronteras y suspensión de vuelos. A fines de abril, prácticamente la totalidad de los alojamientos del país están cerrados, solo un 2% se mantiene operativo, pero con una ocupación que apenas llega al 10%. De las casi 300 mil cartas de despido de marzo registradas en el Ministerio del Trabajo, el sector que anotó la mayor alza (93%) fue el de alojamiento y servicio de comida. Una crisis que, además, ha golpeado con fuerza a las pymes.
¿Cómo enfrentar esta catástrofe?¿Cuáles son las vías de recuperación tras al crisis? Eurochile conversó con dos expertos europeos que asesoran a la Fundación en sus proyectos, para analizar el escenario actual a nivel global -y nacional-, así como las medidas que ya se están adoptando en ese continente para ayudar a la industria turística.
Primeras medidas: financiamiento a las empresas y apoyo a trabajadores
Si bien cada país europeo ha adoptado sus propias medidas, estas tienen un objetivo común: apoyar financieramente a la industria y a los trabajadores desempleados ante el cese de la actividad. “En el caso de España, las primeras medidas han sido la posibilidad de solicitar Expedientes de regulación Temporal de Empleo (ERTEs) mientras dure el cierre de las empresas. El Estado se hace cargo del 75% de su salario y, por otro lado, las empresas no tienen que hacer frente a los costes sociales”, explica Luis Baldó, experto español en turismo y consultor de Eurochile.
En paralelo, el Instituto de Crédito Oficial (ICO) puso en marcha líneas de financiamiento extraordinarias para las empresas turísticas, que son líneas de crédito para financiar circulante avaladas por el propio Estado, y también algunos gobiernos de comunidades autonómicas y ayuntamientos han habilitado líneas de financiación, el aplazamiento o incluso suspensión de tasas y tributos locales o autonómicos.
“Evidentemente liberar a las empresas de los costes de personal sin necesidad de despidos supone una ayuda fundamental por el mayor gasto que normalmente presentan las empresas turísticas. Por otra parte al evitar despidos se garantiza (en la gran mayoría de los casos) su posible reincorporación una vez que pase la crisis, evitando también la pérdida de capital humano”, dice Baldó.
En Francia, que es el primer destino mundial con más de 80 millones de visitantes al año, y donde existen 270 mil empresas del sector turístico, desde el inicio de la crisis se han tomado medidas fuertes en la misma línea, explica Peio Olhagaray, experto francés en innovación y asociatividad turística.
Entre las principales, hasta fines de junio el Estado asume el 84% del sueldo de todos los empleados que no pueden integrarse a las empresas; se creó un fondo público de solidaridad que entrega 1.500 euros por empresa; se suspendió temporalmente el pago de facturas de gas, energía y alquiler; se destinaron 300 billones de euros a préstamos garantizados en un 90% por el Estado; y se establecieron medidas fiscales para todas las empresas, como el aplazamiento de cotizaciones sociales, tasas e impuestos estatales.
Hoy se están negociando medidas especiales, como fondos especiales para profesionales autónomos, y la anulación de cargos sociales para empresas del sector servicios, y especialmente para el sector turismo, hoteles, restaurantes y bares.
A nivel macro, dice Luis Baldó, “en Europa desde varios países -e impulsados por España- se está trabajando para que el turismo se incluya de forma preferente en el plan de ‘reconstrucción europea’ que se está diseñando, aunque al día de hoy no hay ninguna medida concreta”.
¿Se deben revisar impuestos y gravámenes al sector? A juicio de Peio Olhagaray, las normativas y tasas no debieran cambiar, porque la estructura económica de las empresas no sufre por esta causa, sino por la debilidad de la rentabilidad real de la actividad. “Si se calcula que son tres meses sin facturación, pero con algunos gastos, eso significa que la contabilidad está bajando a niveles muy peligrosos para la mayoría de las pymes”, afirma.
En esto coincide Luis Baldó, quien explica que algunos países europeos se está planteando una bajada del IVA en la actividad turística y de hostelería como apoyo a la recuperación. “En España el IVA en turismo es del 21% y del transporte del 10%, y bajarlo podría ser una ayuda pero de un impacto muy limitado de cara a la demanda. También en algunos destinos se están planteando eliminar las ecotasas al menos para este año, pero su impacto en el precio final también es bajo”, afirma.
Recuperación del sector: la confianza será clave
“Con la imposibilidad de acoger a clientes, la industria del turismo está sufriendo mucho y esta situación durará varios años, porque va a desaparecer una oferta de servicios que alimentan el desarrollo del sector, y eso afecta principalmente a pequeñas empresas”, dice Peio Olhagaray respecto de la recuperación del sector.
“Como sabemos -agrega-, la industria del turismo pertenece a una cadena de valor muy compleja que integra a empresas, al sector público, pero también a destinos de todo tipo (playas, montes, paisajes, gastronomía, artesanía, museos, etc.). La fuerza de cada eslabón y su capacidad de resistencia serán fundamentales para asegurar un porvenir a la industria”.
Para Luis Baldó, pensar en una recuperación es posible, porque el turismo siempre ha demostrado una capacidad de hacerlo que es mucho más alta que otras industrias. Y en este caso -dice-, si bien se trata de una crisis de enorme profundidad, se espera que sea limitada en el tiempo.
“No olvidemos que el turismo no solo se recuperó, sino que creció después de la crisis financiera y económica de 2008, que fue (esperamos) mucho más larga. Hoy es imposible saber qué porcentaje de empresas se verán afectadas, pero creo que esta crisis afectará más a las medianas; las grandes tiene mayores capacidades financieras para aguantarla, y las pequeñas y micro son más flexibles y posiblemente sean las primeras en poder ir recuperando la normalidad”, afirma Baldó.
La recuperación de la confianza de los visitantes en los destinos, coinciden ambos, será clave para al recuperación del turismo. “La confianza es el argumento número uno, es fundamental para elegir un destino. Tras la crisis, hay tres preguntas que surgirán directamente y que superarán todo lo demás en esta elección: ¿El destino es sanitariamente seguro?¿Quién me garantiza el nivel de seguridad?¿Si me enfermo, quién me garantiza el regreso a casa?”, plantea Olhagaray.
“A las actuales restricciones se unirá el miedo a viajar o a consumir en establecimientos públicos”, complementa Luis Baldó. “La única forma de recuperar esa confianza será mediante la ‘inmunidad social’, la cual no se sabe cuánto se puede tardar en alcanzar, o mediante el desarrollo de una vacuna que aporte confianza y tranquilidad. La vacuna posiblemente será la que marque la vuelta (más o menos) a la normalidad”.
Para recuperar esa confianza, dice Olhagaray, primero se debe crear confianza hacia la ciudadanía, informando de la realidad sanitaria del país, entregando cifras, ejemplos, iniciativas, y organizando controles internacionales por la OMS, por ejemplo. Segundo, esperar que la crisis actual desaparezca totalmente. Y tercero, dedicarse al turismo interior.
“En el caso de Chile, por ejemplo, si los extranjeros nos pueden elegir el país por restricciones de viajes, queda la población chilena. Hay que darle ofertas muy competitivas, organizando viajes internos de gran calidad a precios baratos. Ya se sabe que le gusta descubrir su propio territorio. Esto no tiene que ser por falta de extranjeros, sino por una estrategia de dar prioridad a su población, porque sabemos que los mejores embajadores de un destino son los propios habitantes”, afirma.
También será necesario, afirma Luis Baldó, desarrollar normas sanitarias más estrictas, implantarlas y garantizar su implantación. Así mismo, al menos en un primer momento, serán fundamentales las medidas de distanciamiento y no aglomeración, como aforos reducidos y el control de zonas comunes.
“En España se están desarrollando protocolos sanitarios para ir recuperando la actividad en el corto plazo, impulsados por la Secretaría de Estado de Turismo. Dichos protocolos serán aprobados por el Ministerio de Sanidad y posteriormente homologados a nivel europeo. Resulta fundamental el trabajo coordinado y homologado, a fin de no confundir a los visitantes potenciales con montones de normas y protocolos distintos, ni a los empresarios a la hora implantarlos”, agrega.
Reinvención del turismo y tendencias para la recuperación
Según Peio Olhagaray, esta crisis está desarrollando en Europa una idea muy fuerte: “Lo que ocurre resulta de nuestro modo de vida, que utiliza nuestra Tierra sin precaución, viajando sin límites, comprando sin preocupación… El tema de la mundialización económica y globalización de actitudes están ciertamente en el debate. Mi convicción es que la actividad turística tendrá́ que cambiar totalmente con demandas de un tipo nuevo: más de autenticidad, descubrimiento cultural, experiencias y encuentros personalizados, gastronomía con productos locales”.
En ese escenario, plantea, los destinos mundiales con modelo económico de concentraciones grandes, como el destino de playas, por ejemplo, serán los que más sufrirán con esta crisis, y al mismo tiempo los destinos de ciudades o capitales grandes crecerán en países porque aportarán seguridad sanitaria y personal, porque este tema no se olvidará.
“Al mismo tiempo, el turismo interno crecerá por la dificultad de viajar o por precios más altos, y ganarán los que desarrollan una política de turismo sostenible en todos sus puntos: el rol de su población, la relación con sus clientes, la gestión del territorio y la imagen del destino, la provincia y el país”, afirma.
Para Luis Baldó, en una primera instancia, el turismo de naturaleza y rural, no masificado y con modelos de alojamiento de pequeña capacidad, serán los más beneficiados, y por supuesto los mercados de proximidad que permitan desplazamientos en automóviles para evitar aglomeraciones. “En cuanto al turismo sustentable, ojalá después de esta crisis dejemos de considerarlo como una tipología de turismo. La sustentabilidad debe ser una característica intrínseca de cualquier modalidad turística”, agrega.
“En estos días -agrega- se habla mucho de una nueva sociedad post Covid, y por supuesto de un nuevo turismo, aunque no tengo tan claro que se vayan a producir grandes cambios en tendencias de consumo turístico o flujos una vez la situación se normalice. Sí creo que surgirá una demanda mucho más preocupada por aspectos como la salud o la seguridad que por el precio, y se adoptarán medidas para garantizar esa seguridad que se mantendrán en el tiempo, al igual que pasó tras en 11-S. Las empresas deberán responder a esas nuevas exigencias”.
Impacto en Chile y la región
Hoy, dice Luis Baldó, es difícil hacer una análisis general de Latinoamérica debido a las enormes diferencias que hay entre los distintos países, pero aquellos que parten de una mejor posición de partida (en todos los aspectos) serán los que menos noten el impacto de la crisis.
“En el caso de Chile en particular, creo que tiene una oportunidad inmejorable de potenciar el turismo interno, no solo como paso previo a la recuperación, sino como un segmento fundamental de la actividad a futuro para aquellos territorios que tienen un menor grado de desarrollo turístico”, agrega.
“Creo que Chile y Latinoamérica tienen un real porvenir en temas de turismo sostenible. Por sus riquezas culturales y geofísicas el destino global es de gran potencial. Mi recomendación sería, de apoyar masivamente al sector, favoreciendo la creación de empresas y de empleos, inversiones privadas y públicas, desarrollando sesiones de formación a la gestión y creando ofertas sostenibles”, complementa Peio Olhagaray.
Y en ello, coinciden ambos, la asociatividad será clave. “¡Es fundamental!”, dice Olhagaray: “Si la cadena se rompe, el sector cae y el destino se hace más pobre y menos atractivo. Mi recomendación sería de aprovechar esta crisis para adaptar las políticas públicas dedicadas al turismo a las realidades de cada provincia. Eso permitiría fortalecer el destino global de Chile, que reúne varios destinos, varias ofertas, varias cadenas de valor y una multitud de actores”.
La superación de esta crisis desde el punto de vista turístico, complementa Baldó, solo podrá darse desde una potenciación de la colaboración público-privada, pues existen multitud de aspectos de qué depender y van a depender de la parte público.
“Desde ese punto de vista, la asociatividad resulta básica como interlocutor con las administraciones públicas, a fin de diseñar unas medidas para la salida que tengan en cuenta el punto de vista de las empresas y emprendedores. Por otra, parte las asociaciones profesionales y empresariales deberán jugar un papel fundamental en la formación y capacitación de sus socios para el nuevo escenario”, concluye.